PRODUCCIÓN AGROECOLÓGICA DE ALIMENTOS

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👓*#AgenciaANCLA*👓 – #Tierrajusta

📍  ARGENTINA – 📅 17/12/2020 – 🔗 tierrajusta.wordpress.com

Por NICOLÁS MORETTI – 06/12/2020 /// Foto: Archivo

Luego del paso de la experiencia neoliberal de la década de los años 90, del alcance de sus políticas implementadas, de sus consecuencias a nivel social y económico y del profundo cambio cultural que esta ideología impuso, la forma de producción, distribución de la tierra, y comercialización de los productos agrícolas cambió diametralmente.

Entre tantas modificaciones, la más sobresaliente es, sin dudas, la consolidación de un cultivo como principal componente exportador: la soja. A su vez, la producción cada vez mayor de esta oleaginosa modificó el mapa de las regiones ganaderas, al correr aquellas tierras en las que se criaba ganado hacia lugares con más deficiencias estructurales para priorizar el cultivo de soja en un mayor número de hectáreas.

Pero este no fue el único problema, ni el principal. La aparición y posterior aprobación en 1996 del uso de glifosato, un herbicida que origen químico con capacidad de modificar genéticamente a la planta de soja, modificó radicalmente la forma de cultivo. De esta manera, aquellas tierras que necesitaban cierta cantidad de recursos humanos para ser cultivadas, pasaron a ser trabajadas directamente por maquinarias preparadas para un cultivo adecuado de la soja modificada, en parcelas que son propiedad de grandes pools de siembra y de terratenientes en detrimento, no solo del trabajo rural sino de la producción de otros cultivos importantes para la economía de la región pampeana, como el trigo. 

Los problemas que genera este modo de producción agrícola, no son solo sociales, económicos o de distribución de cultivos y siembras. La principal consecuencia de esta metodología es ambiental. La exposición a este químico por parte de los trabajadores rurales conlleva serias deficiencias en materia sanitaria para estos trabajadores y sus familias. En algunos casos, produce deficiencias renales, respiratorias, oculares, dermatológicas. En otros, produce la muerte.

A su vez, la flora y la fauna de la región pampeana se ve afectada por el uso de este químico. Las características de este modo de cultivo no solo conllevan a la sequía, sino que también hacen que el agua corra hacia los ríos y arroyos de la zona en vez de quedar absorbida por el suelo, lo que produce desbordes y grandes inundaciones. Nutrientes clave para otros cultivos que no sean la soja o exportables se pierden inmediatamente. Y como corolario de esta problemática, la presencia de productos químicos como el glifosato y similares en productos agrícolas, afecta directamente la alimentación de millones de personas en el país, que consumen alimentos modificados genéticamente con el riesgo de que la ingesta de estos productos produzca, a largo plazo, serios problemas de salud.

Este modelo, conocido como Agronegocio, tiene como fin eliminar toda presencia que pueda comprometer el monopolio de la producción y exportación de productos agrícolas. Pequeños y medianos productores se encuentran en una batalla desigual frente a cerealeras, empresas agrícolas y terratenientes dueños de la tierra y de la producción de sus cultivos. La población rural de estas regiones tiende a correr sus viviendas hacia zonas cada vez menos urbanas debido al traslado de las fronteras agrícolas por el problema descripto antes. En algunos casos, algunas poblaciones llegan a desaparecer, lo que sumerge a sus habitantes en la indigencia.

Se puede apreciar con total claridad la falta de presencia estatal para regular esta injusticia. Los enormes intereses económicos y políticos detrás de este modo de agricultura y del uso de agroquímicos priman de un modo impiadoso sobre las necesidades colectivas de la región pampeana y de la sociedad argentina que consume esos alimentos. En las contadas ocasiones en las que, a lo largo de la historia, sectores políticos gobernantes han intentado mediar entre estos intereses y llevarlos hacia un modelo apenas más equitativo, la presión de estos sectores se hizo sentir de un modo decisivo. En algunos casos, ante la amenaza de la pérdida de algunos privilegios (pocos en comparación con el resto), se pudo ver con toda claridad que las grandes empresas de medios de comunicación en Argentina (que contribuyeron a que la opinión pública genere un comportamiento social ajeno y antagonista a los propios intereses, en defensa de los de una casta) eran socias, participes e incluso accionistas de las empresas agrícolas más grandes del país.

Este problema estuvo presente a lo largo de toda la historia nacional y se profundizó dramáticamente en los últimos 25 años, gracias a esta nueva forma de cultivo y de reparto de la tierra. Afortunadamente, el tratamiento de estos temas en algunos medios de comunicación, la resistencia de organizaciones y movimientos sociales relacionados con el uso de la tierra y cierta, aunque tímida, regulación estatal en el trabajo rural, hacen que este problema este cada vez más expuesto aunque todavía no alcance, ni de cerca, la relevancia y las soluciones que demanda de forma urgente.

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